Interacción web, implicando al usuario

A menudo nos encontramos con empresas, independientemente de su tamaño, en las que la página web no es más que una línea en la tarjeta de visita y un dato en la firma de sus correos electrónicos. Craso error si pretenden seguir formando parte del tejido empresarial.

Restar importancia a la imagen digital de una empresa es lo mismo que descuidar, oficialmente, el departamento comercial. En la actual situación del mercado no basta con estar, también hay que ser y bajo está máxima el objetivo deber ser conseguir la interacción del usuario, para mejorar su experiencia.

Que el usuario entre en un site es solo la primera parte del proceso, la siguiente fase es que se quede y disfrute, se implique y vuelva. Para esto hay que saber todo de él, incluido el tiempo de reacción y movimiento.

Sabemos que el usuario es emocional, sabemos medir sus emociones y podemos, también, predecir sus reacciones físicas gracias a la Ley de Fitts.

“La ley de Fitts es un modelo del movimiento humano, que predice el tiempo necesario para moverse rápidamente desde una posición inicial hasta una zona destino final como una función de la distancia hasta el objetivo y el tamaño de éste.”

Esta ley que se aplicó por primera vez en 1978 a la ergonomía hardware, permite, también, adecuar el diseño web gracias al cálculo del índice de dificultad. Por lo que, una vez más, queda constatada que la estrategia sin datos es un brainstorming sin futuro.

Sabiendo que la experiencia de usuario es el vínculo emocional con el cliente, el objetivo debe ser crear un entorno en el que participe, “toque”, “sienta” y no se trata pedirle datos y más datos para enviarle después mil correos comerciales, sino de conseguir la implicación sin intimidación.

Continuando con la necesidad de interacción por parte del usuario, los dispositivos móviles son parte importante en la estrategia en la que volviendo la Ley Fitts, es vital conocer cómo navega y extender la experiencia web al smartphone y la ley del pulgar.

En la era digital para vender no vale con tener un buen producto, hay que conocer al usuario, conquistarle e implicarle emocionalmente.

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