reputación online

Hace tiempo que la presencia en redes sociales dejó de ser una decisión de marcas y empresas. La decisión, para bien o para mal, es de los internautas.

Los departamentos de marketing de las grandes compañías funcionan, en muchas ocasiones, como grandes e inamovibles moles de pierda. El protocolo jerárquico hace que las decisiones no se tomen con la agilidad que debieran o se posterguen hasta el punto de poner en riesgo su branding y su reputación.

Internet ha dejado de ser una novedad para ser un soporte más de comunicación y como tal, debe ser tenido en cuenta en las estrategias de marketing de las grandes organizaciones.

Redes sociales, blogs, microblogging o foros son el caldo de cultivo de la reputación online de las marcas. Los usuarios han evolucionado al mismo ritmo que la tecnología y han modificado sus patrones de comportamiento. Los usuarios son más activos que nunca y comentan, comparten y generan contenido sobre sus experiencias con las marcas, independientemente de si éstas tienen, o no, presencia en redes sociales.

Por lo tanto y volviendo al principio, si la decisión de estar o no en los canales sociales ya no depende de las empresas, la respuesta a esto debe ser tomar las riendas y crear una estrategia en redes sociales.

Tener una presencia estratégica en las redes sociales es la única forma de aprovechar todo su potencial y la principal manera de conocer el estado de su imagen. Dar la opción a los usuarios de que hagan sus comentarios en perfiles, gestionados por la propia marca, permite no solo tener la información a tiempo real, sino la posibilidad de gestionar inmediatamente un crítica negativa, tomado de este modo el control sobre su reputación online.

Estar o no estar, no es la cuestión. Las cuestión es tener estrategia en redes sociales o dejar la imagen de marca a la merced de los usuarios. Para lo que es recomendable crear un altar a San Expedito en el departamento de marketing, repartir tréboles de cuatro hojas un par de veces al día, incluir en el logo una pata de conejo y una herradura, no cometer JAMÁS ningún tipo de error y rezar. Rezar mucho.

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