Amazon ha abierto recientemente su primera librería física en la ciudad de Seattle, la misma ciudad que vio nacer al (hoy) gigante del comercio electrónico. A priori, parecería sorprendente que una compañía tan enfocada en el negocio digital y que tantos esfuerzos ha dedicado a promover su lector de ebooks Kindle opte por abrir una librería física.

La tienda física que ha abierto Amazon en Seattle no es una librería normal. Esta librería se apoya en todos los datos que Amazon recoge en su ecosistema digital y los aprovecha en ámbitos tales como la gestión logística de los inventarios, la ubicación de los libros dentro de la propia tienda y la propia experiencia de compra de los clientes.

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¿Qué libros tiene la librería de Amazon en stock?

Amazon utiliza sus datos de ventas desglosados por regiones, sus datos de ventas de novedades y sus datos de reservas de próximos lanzamientos para asegurar que los libros que están en stock en la librería de Amazon son aquellos que tienen más posibilidades de venderse. Ni más ni menos. Además, Amazon también se apoya en su potente cadena de suministro y centros logísticos de distribución para gestionar sus stocks de forma eficiente.

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¿Cómo distribuir los libros dentro de la tienda?

Amazon en este caso vuelve a apalancarse en sus datos. El gigante del comercio electrónico tiene millones de valoraciones de productos en su base de datos. Este activo digital sale a relucir en la forma de distribuir los libros en la tienda: productos que han sido puntuados con 4,8 estrellas o mejor, productos en las wishlists de los usuarios, etc.

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¿Cómo mejorar la experiencia de usuario?

Durante la experiencia de compra, los clientes de esta tienda pueden ver valoraciones de los clientes online de Amazon junto a cada libro. Además, Amazon proporciona otros datos de contexto, como el número total de clientes que han puntuado cada libro, la puntuación media o incluso cuántas personas piensan que una valoración en particular es de utilidad.

¡Extra, Amazon además sabe qué productos interesan a cada cliente de su tienda física!

La librería de Amazon no muestra precios por ningún lado. Para ver los precios, es necesario utilizar un teléfono móvil con la aplicación de Amazon y escanear los códigos de barras que hay junto a cada libro. De esta forma, los precios de los libros en la tienda física están permanentemente sincronizados con los de la tienda online y -de paso- Amazon sabe qué productos son de interés para cada cliente -exactamente igual que en su tienda online-. Quizás un cliente se interese por varios libros en la tienda física pero no compre ninguno de ellos. Para Amazon, esto simplemente constituye una oportunidad de venta futura a través de e-mails con recomendaciones personalizadas, recomendaciones en la tienda online o campañas de retargeting a través de anuncios dinámicos. En otras palabras: una compra que empieza offline puede terminar produciéndose en el mundo digital.

En los próximos meses veremos cómo evoluciona la tienda física de Amazon y si finalmente la compañía que lidera Jeff Bezos opta por abrir más tiendas físicas. En cualquier caso, se trata de una acción innovadora con un enfoque especialmente interesante a la hora de utilizar datos y ponerlos en valor.

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